últimamente he sentido pasos en la azotea, llevo ya 3 intentos fallidos, nada tengo nada me llevo, les dejo las cenizas a mis delfines, igual de libres que yo para que me besen y mesan con amor, mis atardeceres fallidos, mi novela inconclusa, los reconocimientos y premios, figuras de colección de cuando fui a Europa, Hawaii, Puerto Rico y varias ciudades del país que me vio nacer, los salones donde aprendí a leer y dejé grabado "Penny was here", los salones donde yo dí clases y mis alumnos por masoquistas, hasta diplomas me dieron por ser buena maestra. También mis album´s de fotos, mi San Judas Tadeo de madera, la Virgen de Guadalupe que le compré a un reo, las fotos de mis abuelos, las joyas que empeñé en algún momento de desesperación y angustia, los recuerditos acumulados de un amor fallido, las cosas materiales que en su momento significaron algo, pero que se quedan ya sea para el basurero, para testimonio de que existió alguien que finalmente, repitió la historia nada orginal y trillada de siempre, siento que me empujan a la puerta de salida la inseguridad, de otra que se creía segura, nada tengo, nada me llevo. Me quedaré con ganas de entrevistar a mucha gente que admiro, de conocer Canadá,
de escribir muchos reportajes más, de volver a la Torre Eiffel, de comerme unas corundas en Morelia, pero me llevo muchas cosas en mi corazón, mi Jesús, mi ángel, mi Daniel que me espera, no pude aprender francés, dejo mi nick colgado, dejo lo mejor que pude hacer por los demás, por mi hija y mi familia. Dejo, dejo mi carta a Santa, las lágrimas de mi Madre y mis firmes creencias de que jamás, se puede ser feliz haciendole daño a los demás, por las razones que sean. El cansancio me lleva feliz hacia el mar, no como Alfonsina por que depre no ando, simplemente, lo presiento.
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