martes, julio 22, 2008

La libertad no tiene precio ¿o si?

No había podido escribir sobre Ingrid, me dolían los dedos en forma misteriosa, ni sobre los millones de personas que permanecen en cautiverio a veces hasta en sus propias casas, en sus propias celdas mentales, morales, espirituales, económicas. La liberación de ella, se logró cuando a los involucrados les convino, a mi no me la pega el orangután de Chávez, menos el presidente de Colombia más los agregados culturales envueltos en este triste caso. Todos tenemos derecho a defender nuestros ideales, pero las FARC lo hacen de la peor manera, encarcelando y matando gente, no sólo ellos, la mafia, los gobiernos, las guerras y sobre todo, el poder, ese maldito poder que los humanos perseguimos pisoteando, humillando el alma de la gente, niños, ancianos, de los más necesitados. Ingrid tiene mucho que contar si es que quiere, habrá cosas que sólo la selva, Dios y ella saben y que jamás podrá decirlo. Basta con verla para imaginar tan sólo un poco su dolor, impotencia, rabia, desolación, sus deseos de morir a veces, deseos que sus hijos, borraban todos los días animándola, qué difícil carajo! qué difícil no dejarse llevar por la flaca, mecerse en sus brazos y morir lentamente, pero hasta su microdécima célula de amor, llevó a Ingrid a soportar lo insoportable, una fe y esperanza muy frágil y nada criticable el perderla a ratos, más cuando la lluva monzónica mojaba sus ideales y su alma. Lo más duro es que ella, a pesar de no estar ya encadenada, jamás será totalmente libre, la amenaza de las pesadillas vividas, las cargará de por vida en su espalda, tardará mucho en sanar, mucho y más, si sigue férreamente peleando como ella cree debe hacerlo. Ingrid, qué bueno que estás libre ya, al menos de las FARC. Hasta el pájaro que vuela más lejos, más alto, de vez en cuando tiene que tocar tierra, ése, es el precio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Indignación... hasta cuándo.