viernes, febrero 08, 2008

My necklace.

Entré al quirófano, no me latió la cara del anestesiólogo, algo presentía mi instinto y así fue. Me colapsé con la anestesia y tuvieron que, salvajemente, hacerme una traqueostomía. Esos "horrores médicos". Desperté en la sala intensiva sin saber que pasaba, la amorosa cara de mi marido, sus ojos dándome ánimos y sus fuertes manos, como siempre sosteniéndome, me lo dijeron todo. No podía hablar, le avisaron al médico que había "despertado" y llego corriendo dándome miles de explicaciones que la verdad, ya no recuerdo ni quiero. Era diciembre, faltaban unos dias para que fuera el dia de la Virgen de Guadalupe y yo con el tubo en la garganta conectada por mas de una semana, mi esposo me trajo un osote de peluche que tiene, junto con todos sus regalos, un sitio especial, me daba de comer, me limpiaba el tubo, lo sacaba lo ponia con un cuidado que ni la mejor enfermera de mundo lo haría. La noche anterior que salí de cuidados intensivos la vi, era Ella, la madre sonriendo sentada en los pies de mi cama, esa madrugada supe que la libraría y así fue. Bajó la calentura, la infección y salí por fin con un pin de la Virgen de Guadalupe, con mi oso, con mi maleta, con mi cabello lacio largo mas canoso del susto, con mi necklace en los brazos que adoro de mi marido pero con una voz nada sexi. Esa navidad del 2000 fue terrible, me ahogaba mientras poco a poco se me cerraba la cicatriz, una pesadilla que espero, jamas volver a vivir. Gracias mi amor por haber estado conmigo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lindo post: no tanto por la difícil experiencia, sino por el apoyo con el que contaste.