La vida es un Bazar de eso estoy convencidísima. A veces compramos cosas viejas por un recuerdo, por una añoranza de nuestra niñez o juventud, como queriendo encontrar en ese objeto, los amores perdidos o los abrazos familiares. Como cuando tomamos sopa de pollo con fideos y nos hace milagrosamente sentirnos mejor, así el Bazar nos ofrece amor, ternura, cariño, recuerdos, rosas viejas, tapetes mágicos de Aladino, luz de faros con barcos y almas perdidas, figuras de rococó, pianos desdentados, guitarras desafinadas y las fotos de los abuelos del general Maclovio, tío del subcomediante Markiux y primo de la banda dominguera. De todo encuentra uno en un Bazar: amistades perdidas, amores callejeros, cartas de amor, letras de canciones y hasta polvos para enamorar. Siempre que pases por un Bazar, llega...quien sabe que puedas encontrar ahi y te enamores....todo puede pasar en un Bazar!
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